Cómo hacer la mejor masa para tu pizza casera. Receta con paso a paso, errores comunes e ideas

2022-08-13 14:34:00 By : Mr. Zhishan Yao

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La masa para la base es muy sencilla de preparar, le puedes dar distintas formas, rellenarla con los ingredientes que más te gusten y solo necesita unos minutos de horno para que quede crujiente y deliciosa. Si nunca has preparado una pizza casera, es el momento.

sábado 24 de julio de 2021

Elaborar una excelente pizza en casa es bien sencillo, incluso si tu experiencia entre los fogones es nula. La base es una masa de pan que se logra mezclando harina de trigo, agua, levadura, sal y un poco de aceite. En cuanto al relleno, la tradición manda que la base se cubra con tomate fresco triturado o salsa de tomate (si la haces tú, mucho mejor) y láminas de mozzarella, y encima se añaden el resto de ingredientes. En este punto hay que seguir la regla de menos es más.

Ya solo queda cocer tu pizza en el horno bien caliente y disfrutarla en buena compañía. Pero nada de usar cuchillo y tenedor: simplemente doblas tu porción por la mitad, la coges con la mano y te la llevas a la boca. Seguro que después de probar tu fantástica pizza casera nunca más querrás comer una industrial.

Pon 350 gramos de harina en un cuenco, añade la sal y mezcla. Calienta 250 mililitros de agua ligeramente y viértela poco a poco sobre la harina mientras vas removiendo con una espátula hasta que todo quede bien integrado y obtengas una pasta homogénea.

Coloca la masa sobre una superficie de trabajo espolvoreada con un poco de harina y trabájala unos instantes con las manos.

Diluye la levadura en 50 mililitros de agua. Haz un hueco en el centro de la masa y viértela allí, junto con el aceite. Vuelve a amasar unos 5 minutos, hasta que consigas una masa esponjosa.

Forma una bola con la masa, tápala con un paño de cocina humedecido con un poco de agua y déjala que fermente al menos 1 hora, hasta que doble su volumen.

Espolvorea con harina la superficie de trabajo y coloca la masa encima. Estírala con un rodillo ligeramente enharinado hasta darle el grosor y la forma que quieras.

Si quieres que la masa te quede elástica y suave utiliza una harina de fuerza (00), rica en gluten, y levadura fresca o seca activa. Antes de añadir esta a la masa tienes que diluirla siempre en agua tibia (a unos 38º). Si el agua está muy caliente o muy fría la levadura no podrá hacer su trabajo y la masa no fermentará ni subirá.

Después de mezclar los ingredientes de la masa trabájalos manualmente, entre 5 y 15 minutos, hasta que se forme una pasta que se despegue de las manos. Si tienes en casa una amasadora con gancho úsala, te ayudará a conseguir una masa lisa y uniforme con el mínimo esfuerzo y en tiempo récord.

Respeta el tiempo de fermentación y deja reposar la masa hasta que doble su volumen. Este proceso tardará más o menos tiempo en función de la temperatura ambiente. Si hace más calor fermentará antes, pero nunca tardará menos de una hora. Incluso puedes dejarla levar hasta un día entero. Cuanto más tiempo repose más digestiva resultará.

Para que la base de tu pizza tenga la esponjosidad y la consistencia deseadas, conviene estirar la masa una media hora antes de introducirla en el horno. Si tienes un poco de maña, prescinde del rodillo y hazlo con los puños, desde el centro hacia fuera, hasta que tenga 5-6 mm de espesor.

Imposible obtener un buen resultado con tu pizza casera si no se cuece a la temperatura adecuada. Siempre hay que precalentar el horno entre 20 y 30 minutos antes de introducir la pizza, si es posible a 250º. Lo ideal es cocinarla sobre una piedra dispuesta sobre la rejilla, pero si no la tienes tampoco pasa nada:

Puedes dar un toque diferente a tu masa empleando otros tipos de harina (integral, de garbanzos, de arroz...), añadirle semillas (sésamo, lino, girasol...) e incluso vegetales triturados como te proponemos en esta pizza de coliflor con pollo. Mira qué buena pinta tiene, parece estar diciendo: ¡cómeme!

Una vez que tengas la masa lista elige el tamaño: puedes hacerla normal o XL, o decidirte por unas pizzetinas si prefieres el formato mini. Y juega con distintas presentaciones, la clásica es redonda, pero también las hay rectangulares o cuadradas, como nuestra pizza con salmón y el borde relleno, o atrévete a darle formas más originales: corona,cucurucho, barquitas variadas con distintos rellenos y, ¿por qué no?, hasta unas sorprendentes albóndigas envueltas en masa de pizza. Pruébalas todas, te van a encantar.

La salsa de tomate, especialmente si es casera, es la mejor opción para cubrir una pizza, pero también queda muy rica con otras como pesto, bechamel, barbacoa, boloñesa... El segundo ingrediente imprescindible para conseguir una cobertura perfecta es el queso, pero olvídate de las bolsitas de mezclas de quesos rallados y utiliza preferentemente mozzarella fresca de búfala en formato bola, bien escurrida y cortada en rodajas; si quieres, puedes combinarla con algún otro queso: de cabra, azul, manchego, mahón, idiazábal, parmesano, provolone, gouda o emmental.

Una vez que has puesto la salsa y el queso sobre la base de la pizza ya puedes rellenarla con lo que quieras, porque esta masa se lleva bien con casi todos los alimentos:

Y como toque final, añade algunas hierbas aromáticas frescas o secas (orégano, albahaca, romero, hierbabuena, tomillo...), o un chorrito de aceite de oliva aromatizado con guindilla, ajo o trufa.

Con los mismos ingredientes que la masa de pizza italiana (harina, agua, levadura, sal y aceite) se preparan esas "otras pizzas" menos conocidas que no son exactamente lo mismo que la original, pero se le parecen bastante.

Focaccia. De la región de Liguria, concretamente de Génova, procede este pan plano de miga esponjosa y corteza dorada. La masa se aromatiza con hierbas (provenzales, orégano, romero, tomillo...), se aliña con aceite de oliva virgen y además puede llevar otros ingredientes: tomates cherry, aceitunas, nueces, queso...

Farinata. A medio camino entre la pizza y el pan, la farinata es una especie de torta genovesa que se elabora con harina de garbanzos, agua, aceite y sal. Se puede comer sola, como si fuera pan, o como aperitivo, en compañía de unas verduras asadas, unas aceitunas, una tabla de embutidos o de queso.

Coca. Pero la familia de la pizza es amplia y se extiende fuera de Italia, como demuestran nuestras cocas mediterráneas típicas de Cataluña, Baleares y la zona levantina. Tienen una base delgada de masa de pan, normalmente redonda u ovalada, que se rellena con gran variedad de ingredientes, tanto salados como dulces. A diferencia de las pizzas tradicionales, no llevan salsa de tomate ni queso.

Fugazza. Un poco más lejos, al otro lado del Atlántico, nos encontramos con la fugazza argentina cuya creación se atribuye al hijo de un emigrante genovés. Es una pizza muy ligera en la que la masa se cubre solo con cebolla y se espolvorea con orégano. También existe una versión más suculenta, la fugazzeta, que consiste en rellenar un disco de masa de pizza con queso mozzarella, colocar otro encima y añadir cebolla cortada en juliana y unas aceitunas negras.

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