Residencial San Felipe: 5 restaurantes imperdibles para ir a comer a ‘La Resi’ | VIDEO | PROVECHO | EL COMERCIO PERÚ

2022-07-29 09:36:43 By : Ms. Tacy Q

/ NoticiasInformación basada en hechos y verificada de primera mano por el reportero, o reportada y verificada por fuentes expertas.

Rodeada por las avenidas Salaverry, Pershing, Gregorio Escobedo, el jirón Huiracocha y Punta del Este, la Residencial San Felipe de Jesús María permanece en la historia como una icónica muestra de la arquitectura del siglo XX en Lima levantada durante el el primer gobierno de Fernando Belaunde Terry hace 55 años. Se trata de unas 33 torres multifamiliares construidas en 27 hectáreas ante la necesidad de vivienda de los años sesenta.

Con amplios jardines, un teatro, plazas, centros educativos, una iglesia y varios espacios construidos para resolver las necesidades diarias de sus habitantes, esta belleza arquitectónica también fue pensada para tener un área comercial en donde se encuentra una amplia oferta gastronómica que sorprenderá a muchos.

Visitamos 5 lugares emblemáticos, llamativos y deliciosos ubicados a la altura de la zona de los bancos dentro de la Residencial San Felipe, conocida también como ‘la resi’ para los amigos. Este es nuestro recorrido:

“Llegamos a la Residencial San Felipe hace unos 8 años, pero empezamos en Lince hace 11 años en un local pequeño en las inmediaciones del Centro Comercial Risso. Debido a la gran afluencia de público se tuvo que buscar un local más grande y por circunstancias del destino se llegó a San Felipe”, nos dice Erick Herrera, chef ejecutivo de El Bote.

Este amplio local ubicado en el segundo piso, encima de los bancos, les ha quedado chico una vez más, por lo que en pocos días abrirán su segundo local a solo unos pasos. Ahora mismo están ultimando detalles. “Fuimos conscientes de la demanda demográfica de la zona. Por la gran cantidad de edificios y conjuntos habitacionales era un gran potencial de consumo. En estos 8 años ha sido fuerte la asistencia de gente que viene de otros lados y de zonas circundantes”.

Provecho estuvo con ellos y nos mostraron la preparación de su asombrosa parihuela con un gran cangrejo Popeye asomándose por el plato y una de las apuestas de El Bote: la fuente 4x4 para 3 o 4 personas.

“La fuente tiene un arroz con mariscos que ahora lo hacemos cremoso, no es arrisotado ni atamalado, pero sí tiene un tono pastoso. Los mariscos son abundantes, esta fuente tiene entre 700 y 800 gramos de arroz, 300 gramos de mariscos, 300 gramos de chicharrón de calamar. Entre los dos complementos hay como 300 gramos de pescado entre el ceviche y la leche de tigre. Son fuentes bien grandes y abundantes”, comenta Erick sobre el plato fuerte. Respecto a la parihuela, esta lleva un filete de pescado de unos 250 o 300 gramos, 300 gramos de mariscos y un cangrejo imponente cuyo tamaño dependerá del ingreso de mercadería del día.

El Bote se caracteriza a su vez porque está pensado para comer en familia, por lo que sus platos y ofertas suelen ser grandes, como para compartir. También ofrecen chaufas, tallarines, diferentes tipos de ceviches, mariscos, leche de tigre, chupe, aguadito, jaleas, chicharrones y más.

Su nombre nace por la flor ayacuchana retama que crece en Huanta, lugar de nacimiento de Hugo Crespo, fundador del emblemático restaurante La Retama. Hace más de cincuenta años, Crespo comenzó este restaurante en la Residencial San Felipe donde actualmente es vecino, sin embargo, nos comenta que su primer trabajo en la residencial fue de canillita. “Cuando empecé con el restaurante solamente vendíamos comida criolla”, continúa Crespo. “Después pensé en la comida andina y a la gente criolla le gustó la idea, por esta razón nos mantenemos 52 años y hemos conquistado el paladar de Lima y, en especial, de San Felipe. Me siento honrado y orgulloso de tener a mis clientes, hay niños que he vuelto a ver ya jóvenes, me da tristeza también la gente que ha fallecido”, nos dice el señor Crespo apenado al recordar a clientes y vecinos víctimas de la pandemia.

Aunque muchas rutinas cambiaron en el restaurante por los nuevos protocolos, el esfuerzo y la paciencia en cada plato sigue siendo la misma. Desde la tarde anterior se comienza a hervir la carne para el mondongo durante 7 horas. A las 3 de la mañana llega el señor Crespo para preparar el mote pelado cusco del Valle Sagrado y así tener el famoso y riquísimo mondongo, caldo de las fiestas patronales y para calentar las frías mañanas serranas.

Sobre su cuy chactado, Crespo nos da detalles de su preparación: “El cuy que utilizamos tiene que ser muy tierno, de unos 600 gramos. Si pasa los 600 es duro. Una vez pelado se mete de frente a la sartén porque el gusto se mantiene, pimienta, comino, ajo y lo tapamos con cancha molida y cernida. El aceite tiene que estar bien caliente, entra el cuy, se da la vuelta y sale. Demora un poco para que la cocción sea pareja”.

Otro plato emblemático de Ayacucho es la deliciosa puca picante que se sirve con un chicharrón crocante y una porción de arroz. Además, tienen el teccte de arvejas con queso y chicharrón, chuño pasi, sus piqueos andinos, costillar y las irresistibles humitas. Una buena noticia es que a partir del 1 de noviembre regresan las pachamancas de Hugo Crespo: “Cuando trabajamos con la carne de cerdo, las pancetas tienen que ser tiernas. En cuanto a la carne de res usamos el asado de tira, el cabrito tiene que ser leche, el cuy en este caso pasa de los 600 u 800 gramos porque con el calor, para que soporte, tiene que ser más viejo, hay que poner solo en vapor. Entra queso, humitas, las variedades de carnes”, nos comenta sobre la preparación de sus pachamancas, cuyos porciones trae desde Huachipa donde tiene un espacio especial para este hermoso ritual de nuestra gastronomía. La pachamanca lleva, además, variedades de papas peruanas para acompañar. Si se antoja de un plato de pachamanca debe anotar que solo se sirven el primer día de cada mes.

Esta pequeña embajada de Ayacucho en la Residencial San Felipe es uno de los puntos obligatorios y más sabrosos de este recorrido.

Imposible entrar y no sorprenderse por su decoración ambientada en los años 50. Con marquesinas y luces de neón, Retro Café de César Hayashida, nos lleva a viajar por el tiempo y a través de una carta bastante apetitosa de comida criolla y nikkei. Cabe destacar que es el mismo Hayashida quien se encargó de los detalles para recrear esta estética retro de techo a pared. “Me gusta lo antiguo”, nos dice el dueño con mucho orgullo mientras nos muestra el diseño de un auto antiguo que sobresale de la pared.

“Este restaurante nació en el Mercado 2 de Breña, tenía 6 banquitas”, recuerda Hayashida. Cuando comenzó a preparar sus saltaditos al estilo japonés, llegó el boom a su local por lo que tuvieron que mudarse y buscar uno más grande. “Antes de la pandemia todo iba bien, ahora hay que ingeniárselas para continuar. Queríamos hacer música en vivo con instrumentos, pero nos estancamos”. Retro Café había abierto sus puertas solo 8 meses antes de la primera cuarentena y tuvieron que cerrar intempestivamente como miles de negocios en el mundo. Los planes cambiaron drásticamente.

Sin embargo, Retro Café permanece en pie y con música y alegría sirve los mejores lomo saltado de la zona con la receta de Hayashida: “Para el lomo saltado usamos el cuadril, por eso es más rico. Los ingredientes son sencillos, el secreto está en hacerlo rápido”. En dos minutos Hayashida cocina una cátedra del lomo saltado al fogón del wok con salsa de soya, pimienta, ajo, vinagre: “Pero todo a su tiempo y uno por uno”, recalca.

Además, es famoso por sus saltaditos de verduras de estación como el yasaitame de pollo que prepara con soya, kion, aceite de ajonjolí, pimiento, col china, frejolito chino y al fogón de wok. El pollo se macera de un día para otro para que adquiera mayor sabor. “Tenemos gyozas fritas que es una versión del wantán. En Japón se rellena de verduras, como en Perú somos carnívoros, aquí llevan carne con la salsa de anguila que es agridulce”, responde sobre este plato que es parte de un menú de 16 soles. Sus platos principales son el lomo saltado, tallarín saltado criollo, tallarín a la huancaína con lomo, tallarín verde con lomo, yasaitame, sopa ramen. Pronto volverá a vender makis.

Es una marca de la Residencial San Felipe. Nació a fines de los años 90 como un hobby de la señora Bertha Lajara, una vecina de la residencial, y creció hasta convertirse en un negocio próspero. Actualmente, Patricia Manzanares está a cargo del Taller Pastelería y nos mostró las principales delicias que enamoran a los vecinos de Jesús María y otros distritos desde hace dos décadas.

“Una de nuestras características son nuestros kekes. No usamos ningún tipo de preservantes, ni conservantes, son naturales y de la mejor calidad. Tenemos variedades diferentes con frutas frescas que hacen que sientas que estás comiendo un keke y una fruta a la vez. La mayoría de clientes regresan porque sienten que son únicos”. Tiene alrededor de 20 variedades de keke durante todo el año, siendo el más famosos su keke de zanahoria, una receta que se mantiene desde sus inicios. Otra de sus fascinantes delicias es la torta de chocolate húmeda con cacao de 70 %, manjar y fudge de olla y otros postres que cambian a lo largo del año, dependiendo de la estación y solicitudes de los clientes. Además de la variedad de kekes, esta esquina del edificio Los Pinos, cerca al jirón Huiracocha, ofrece postres como la bruselina de lúcuma, cheesecake, milhojas, brownies, cupcakes y algunos salados como empanadas y pastel de acelga.

“Dentro del local también tenemos el servicio de restaurante y platos a la carta, desayunos y productos para el lonche. Podemos acompañar al cliente durante todo el día dentro del local y por servicio de delivery”, nos comenta Manzanares. Otro lado fuerte del negocio es el servicio de catering, bocaditos para eventos y de tortas personalizadas tanto para fiestas infantiles como matrimonios.

Uno de los locales de comida nikkei Shimaya Ramen está ubicado dentro de la Residencial San Felipe. Desde la entrada, un saludo de bienvenida es característico de este restaurante. Entre sus principales platillos y con mayor demanda está el chashu ramen, una sopa sustanciosa que lleva una cocción de carnes de chancho, pollo y res durante 16 horas, fideos, lámina de chancho, huevo y otras delicias. Esta sopa caliente se sirve en solo dos minutos y puede ir acompañada con gyozas o una amplia variedad de makis preparados al instante.

Sin duda sus sopas ramen son los platos fuertes, además de chashu ramen tienen miso ramen, shoyu ramen, ebi ramen y veggie ramen, otro de los más solicitados.

Este lugar es bastante llamativo por su decoración y es ideal para visitarlo entre amigos y familia por sus promociones para compartir como las 3 tablas de makis con 4 unidades de ebi philadephia o furai a 60 soles. O 2 tablas de makis y una sopa ramen de tamaño S por 45 soles. Tres tablas de makis pueden costar 50 soles en Shimaya Ramen.

Como vemos, esta microciudad que alberga la Residencial San Felipe tiene mucho por recorre y comer, solo hace falta elegir el lugar y decidir qué tipo de antojo se quiere satisfacer hoy. Estamos seguras que de aquí se irá satisfecho. ¿Qué otros ‘points’ nos recomienda?

Ubicación: a la espalda de Metro de la Residencial San Felipe

Ubicación: Centro Comercial San Felipe, tienda 59 - 65

Estuvo cerrado, pero un letrero indicaba que abrirían el 4 de octubre. Mejor contactarse antes de ir

Ubicación: Tienda 6 de la Residencial San Felipe.

Ubicación: Dentro del Centro Cultural Peruano Japonés

Pedido de menú: WhatsApp wa.link/avhrzd / (01)4614519

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